El significado de la vida en la era de las máquinas, los algoritmos y la inteligencia artificial
Richard Golian22 de febrero de 2025
En mi publicación anterior, reflexioné sobre lo que necesitamos para llevar una buena vida en una era cada vez más moldeada por la inteligencia artificial y la automatización. Llegué a la conclusión de que se trata del sentido: hoy, mañana y dentro de diez años. Necesitamos sentir que nuestras vidas y el mundo que nos rodea tienen un propósito, o al menos que estamos en el camino para encontrarlo. Cuando esa sensación de sentido desaparece, deja un vacío difícil de soportar para la mayoría.
Solemos encontrar sentido en el trabajo, las relaciones, las tareas y los pasatiempos. Pero ¿qué pasa cuando la mayoría de estas oportunidades desaparecen? ¿Cuando las máquinas y los algoritmos asumen la mayoría de las actividades significativas? ¿Cuando realizan la mayoría de las tareas mejor que nosotros? ¿A qué dedicaremos nuestro tiempo cuando aquello que daba sentido a nuestras vidas deje de ser necesario? Ese vacío no surge por la falta de cosas materiales, sino porque perdemos lo que realmente importa.
A ese sentimiento de vacío se le suele llamar ansiedad.
El fenómeno de la ansiedad
Me interesé profundamente por el concepto de ansiedad cuando leí Ser y tiempo de Martin Heidegger durante mis estudios universitarios. Fue una lectura desafiante. En los seminarios, analizábamos el texto frase por frase. Nunca había encontrado nada parecido, pero las ideas que ofrece este libro valen totalmente la pena.
Heidegger describe la ansiedad como algo fundamental para la existencia, algo que revela la verdadera naturaleza de nuestro ser. La ansiedad se diferencia del miedo común. El miedo siempre tiene un objeto específico: tememos la enfermedad, la pérdida o el fracaso. La ansiedad, en cambio, no tiene un objeto concreto. En un estado de ansiedad, el mundo en su conjunto parece carecer de sentido. Actividades y relaciones que normalmente damos por sentadas pierden su significado. No es miedo a algo del mundo, sino la revelación de que nuestro ser es responsabilidad nuestra, sin un propósito predeterminado.
Heidegger explica que la ansiedad nos confronta con el estado de Geworfenheit (arrojamiento): la comprensión de que hemos sido arrojados al mundo sin nuestro consentimiento, sin una guía clara sobre cómo vivir en él. Esta revelación nos obliga a enfrentar nuestra libertad y responsabilidad, recordándonos que ningún marco externo proporcionará el sentido que buscamos.
Un aspecto clave de la concepción heideggeriana de la ansiedad es que nos brinda acceso al ser auténtico. Cuando reconocemos que nuestro tiempo es finito, obtenemos la oportunidad de vivir bajo nuestros propios términos, y no según las expectativas de la sociedad. La ansiedad, por tanto, no es solo un estado incómodo, sino un momento crucial de claridad en el que podemos retomar el rumbo de nuestras vidas.
En la era digital, donde los algoritmos y las máquinas gestionan todos los asuntos prácticos, surge un desafío único. Cuando desaparecen las obligaciones cotidianas que antes nos distraían, solo quedamos nosotros mismos y una pregunta urgente: ¿Y ahora qué?
Desde mi perspectiva, nos encontraremos ante una encrucijada. Un camino consiste en buscar nuevas actividades con significado. El otro, en abrazar la ansiedad y las preguntas y desafíos que conlleva. Tal vez sea este segundo camino, el más difícil, el que finalmente nos lleve a una vida verdaderamente buena y auténtica.
Ignorar estos caminos también nos llevará a algún lugar, aunque probablemente no a donde queramos llegar. La verdadera pregunta es cuántas personas tomarán otros rumbos. Puedo imaginar un futuro, un mundo donde vivir una buena vida no será tan fácil. Pero esa es una historia para otro momento.