Robert Fico olvida cuándo y cómo comenzó la Segunda Guerra Mundial

Hace unos días, Robert Fico dijo:

“Estimado embajador de la Federación Rusa en Eslovaquia, lo diré honestamente y de corazón. Y no estoy exagerando. Me alegra mucho estar entre personas normales. No solemos tener la oportunidad de encontrarnos con personas que saben exactamente lo que ocurrió entre 1941 y 1945.”

En el mismo discurso, añadió:

“Hay un sabio dicho que nos recuerda: quienes olvidan la historia o se niegan a aprender de ella están condenados a verla repetirse.”

Así que permítame recordarle al señor Fico la parte de la historia que convenientemente ha olvidado o no desea reconocer.

Cuando habla de la Segunda Guerra Mundial, parece pasar por alto cuándo y cómo empezó realmente:

• La Segunda Guerra Mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania y Eslovaquia invadieron militarmente Polonia.

• El 17 de septiembre de 1939, la Unión Soviética se unió a la invasión de Polonia.

Honestamente, no entiendo cómo, en el mundo actual, no podemos llamar a las cosas por su nombre y, en cambio, torcemos o simplemente olvidamos los hechos históricos más básicos. ¿Cómo podemos esperar asumir la historia o aprender de ella si hacemos eso?

Es sencillo: la Segunda Guerra Mundial comenzó con la invasión de Polonia, en la que participó la Unión Soviética, coordinando sus esfuerzos con Alemania. Eslovaquia fue parte de esa invasión desde el primer día. Y no necesito un libro ni Wikipedia para recordarlo: mi bisabuelo fue enviado como soldado a la frontera polaca en ese momento.

También debemos admitir abiertamente que, a partir de 1941, el ejército eslovaco participó en la invasión de la Unión Soviética. Como ayudó a capturar o mantener territorios ocupados, no podemos eximirlo completamente de responsabilidad por lo que ocurrió en esas áreas.

Debemos recordar también que Eslovaquia fue el único país en el mundo que pagó a Alemania para deshacerse de su población judía. Así que no pretendamos que siempre estuvimos del lado correcto o del lado de los vencedores.

Al mismo tiempo, es importante recordar que en 1944, una gran parte del ejército eslovaco se alzó militarmente contra la propia Alemania durante el Levantamiento Nacional Eslovaco. Y esto no es algo que sepa solo por los libros de historia o las lecciones escolares: mi familia lo vivió. Mi bisabuelo fue un participante activo en el levantamiento, lo que, entre otras cosas, significó que, de no ser por la suerte y las personas que ayudaron a nuestra familia, habrían terminado en una fosa común en Kremnička, como tantas otras familias de rebeldes y partisanos. Y yo no estaría aquí hoy.

Y sí, en la derrota de los regímenes nazi y fascista en Alemania y Eslovaquia, la Unión Soviética y el Ejército Rojo desempeñaron un papel clave. De todos los miembros de la coalición antihitleriana, la Unión Soviética soportó el mayor terror y sufrió la mayor cantidad de bajas. En mi opinión, toda persona civilizada debería honrar la memoria de cada soldado que, de buena fe, luchó contra estos regímenes brutales.

Pero eso no significa que borremos lo que ocurrió antes de 1941 o después de 1945. Hay que nombrar la A, la B y la C — siempre.

Si queremos acercarnos a nuestra historia como una sociedad verdaderamente madura, entonces, al menos, debemos nombrar lo que realmente ocurrió, en lugar de adaptar nuestras palabras al público o a los aliados políticos que tengamos en el momento.

Si tienes pensamientos, preguntas o comentarios, no dudes en escribirme a mail@richardgolian.com.