El mundo de la pintura de mi hermana
Richard Golian19 de enero de 2025 English Slovenčina

Visitar a mi hermana Kristína después de un tiempo me impactó: tenía muchas más pinturas de las que recordaba. Su espacio se había transformado, casi como una galería de arte. Sus cuadros estaban por todas partes—no colgados en las paredes como podría imaginarse, sino apoyados contra muebles y agrupados en pequeños conjuntos. Era evidente que la pintura se había convertido en una parte fundamental de su vida. Esto despertó mi curiosidad por entender más sobre su recorrido en el mundo de la pintura y el papel que juega en su vida.
Un lienzo para las emociones
Cuando le pregunté sobre sus cuadros, me contó que su inspiración a menudo proviene de momentos de profunda emoción. Ella me dijo:
“Por lo general, siento ganas de pintar cuando estoy melancólica o cuando me invade la nostalgia. Pienso en experiencias que dejaron un fuerte impacto emocional en mí y en aquellas que desearía revivir. Normalmente, miro fotos para recordarme esos momentos e intento pintar lo que me encanta de ellas. Al mismo tiempo, me ayuda a manejar las emociones abrumadoras.”

Experimentando con la creatividad
Mi hermana no se considera una pintora experimentada, pero eso no le ha impedido experimentar y crecer como artista. Ella explicó:
“Pintar, para mí, es un experimento. Como no tengo experiencia, me emociono con cada pequeño avance que logro. Durante mucho tiempo, tuve miedo de pintar cosas específicas en un lienzo porque sentía que no tenía la técnica ni las habilidades necesarias. Solía disfrutar simplemente jugando con sombras y mezclando colores para crear piezas minimalistas.”
El proceso por encima del resultado
Una cosa que enfatizó fue que para ella, pintar no se trata del producto final, sino del acto de pintar en sí. Me comentó:
“Pinto cuando siento que es lo correcto, y en esos momentos sé que el resultado no importa. Lo importante es la actividad.”
Un vistazo a su galería
Mientras recorría su espacio, no podía evitar admirar la variedad de sus obras. Algunas reflejaban emociones nostálgicas, mientras que otras eran puramente experimentos con colores y texturas. Cada pintura contaba una historia o capturaba un sentimiento, haciendo que su hogar se sintiera como una galería vibrante e íntima.
Lo que hace su historia aún más especial es la conexión con nuestro abuelo, quien ha pintado toda su vida. Aunque su estilo y experiencia son diferentes, comparten el amor por crear arte que cuenta una historia.


Mirando las pinturas de mi hermana, dispuestas en grupos o casualmente apoyadas contra los muebles, sentí una profunda admiración por cómo ha transformado sus emociones y curiosidad en algo tangible y hermoso. Era evidente que cada pincelada llevaba una parte de su corazón.
Una pasión inspiradora
El recorrido de mi hermana con la pintura es más que un pasatiempo; es un testimonio del poder de la creatividad como forma de expresión personal y sanación emocional.

Cuando me fui, llevé conmigo algunos de sus cuadros a Praga. Ahora, iluminan mi espacio y me recuerdan su creatividad y las emociones que vierte en su arte. Cada pintura lleva consigo una parte de su historia, y tenerlas en mi hogar me conecta con ella y con las emociones que transmite a través de su arte.